Como lo ha informado el Ministerio de Minas y Energía, la producción promedio de petróleo subió un 1.3% interanual en 2018, y la de gas aumentó un 7.5%, lo que ha llevado a mejorar las expectativas de la industria de hidrocarburos frente al futuro. Jaime Concha, vicepresidente de Minería, Hidrocarburos y Energía de la Andi, asegura que este es un sector de gran importancia para el país, no solo por lo que representa en materia de producción sino para el equilibrio de variables económicas, tanto en materia fscal como de comercio exterior, al representar el 60% de las exportaciones. 

Así mismo, manifesta que el debilitamiento de esta industria pone en riesgo la seguridad energética. Como es sabido, Colombia tiene 1.782 millones de barriles de reservas probadas de crudo, equivalentes a unos seis años de consumo; y las reservas de gas, aunque están para 10 años, presentarían un défcit en el corto plazo, lo que según la vicepresidencia de la Andi, pone al país a pensar en nuevas exploraciones, o en la inminente importación de hidrocarburos. Ambas con consecuencias a considerar. 

“Importar gas y construir una planta regasifcadora va a hacer que el precio del gas pase de 5 dólares, como se compra hoy el nacional a un importado de 10 dólares. Eso para muchos de los sectores industriales que son intensivos en energía, los saca de competencia”, señala Concha. 

Por su parte, las nuevas exploraciones conllevan la aplicación de técnicas como el fracking, que aunque impopular, sus impactos pueden ser mitigados con conocimiento y tecnología. “Decir no al fracking también pone en riesgo la seguridad energética del país, y la competitividad no solo a la industria de hidrocarburos, sino a toda su cadena de valor”, señala. 

De otro lado están los desafíos en los ámbitos social y ambiental. Sobre este último, inquieta a la industria que los esfuerzos que se han venido haciendo en la calidad de los combustibles, no se puedan cosechar para estar a nivel de estándares de emisión como el europeo, mientras no haya una política clara de renovación de las fotas de transporte urbano y de carga, que benefciarían la calidad del aire en las ciudades. 

“Hoy, para la industria de hidrocarburos, el desafío es demostrar que es con la industria petrolera que se trabaja en pro del medioambiente, en compañía de la institucionalidad”, dice. En lo social, el funcionario reconoce: “somos un vecino que llega a regiones por décadas, y si los habitantes no ven prosperidad, será más difícil ser sostenible como industria. Tenemos que hacernos querer”. Concha advierte que se necesitan reglas claras en las consultas previas, de esta manera se atrae más inversión, y aumenta la certidumbre jurídica. Explica que la reglamentación es clave para no estar entre ese “tire y afoje” entre el gobierno central y los municipales que deben concertar y concurrir en esas decisiones.