Poco sirve hablar de innovación y emprendimiento si no se llevan a cabo acciones concretas que garanticen su incorporación en la estrategia de cada empresa. La tecnología es fundamental en este proceso.
Por Daniela Rico Balvin | Coordinadora de Innovación de la ANDI
La innovación y la transformación digital están copando la agenda de grandes eventos y priorizándose en los presupuestos públicos del país desde hace algunos años, porque ambas son fundamentales para que las empresas sean más competitivas y puedan mejorar sus propuestas de valor a la sociedad. No obstante, mientras se adelantan esfuerzos para que el país avance en estas materias, la frontera de conocimiento sigue evolucionando a pasos agigantados, dejándonos atrás sin siquiera evidenciar la magnitud de la brecha que nos separa de ella.
Si pensamos que el ritmo ha sido rápido en estos últimos años, preparémonos para lo que viene, porque no hemos visto nada. En los mercados internacionales están exhibiendo los primeros prototipos de carros autónomos, impresoras de piel en tres dimensiones, dispositivos electrónicos impresos en tejidos, robots cirujanos, entre otros, que son ejemplos claros de las posibilidades infinitas que nos traen las tecnologías de la industria 4.0, o las también llamadas exponenciales, porque cada año multiplican su potencia respecto al año anterior, y han hecho realidad lo que apenas veíamos posible en las pantallas de cine.
La innovación y la transformación digital casi siempre vienen acompañadas de otro concepto que, se dice, es clave para disminuir el rezago tecnológico en el que nos encontramos: la apropiación de tecnología. Pero, ¿qué significa, realmente? Desde la Gerencia de Innovación y Emprendimiento de la ANDI la definimos como la capacidad de una organización de asimilar, adaptar o transformar una tecnología en nuevos procesos, productos, servicios o modelos de negocio.
La incorporación de una tecnología no garantiza per se mayores ventas, mayor productividad o competitividad. No solo se trata de hacer una compra, sino de transformar la tecnología en beneficio para la empresa; en resultados tangibles de innovación, en una herramienta que se pone en función de los retos y oportunidades, y que al tiempo ayude a crecer a un ritmo superior. La tecnología solo es el principio para hacer la diferencia.
La apropiación de tecnología debe venir entonces acompañada de un proceso de transferencia tecnológica que permita a la empresa dominar la tecnología y poderla utilizar sin depender de un tercero. La apropiación inicia con la adquisición, pero debe ir hasta la capacitación de empleados, la colaboración con grupos de investigación y startups para su adaptación, la interacción con otras empresas para lograr economías de escala, entre otras acciones, que permitan generar capacidades regionales y nacionales.
Cabe decir, entonces, que en la ANDI nos encontramos trabajando de la mano del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Bancóldex y Procolombia, en un proyecto para realizar las primeras misiones tecnológicas que permitan ir a observar tecnologías emergentes y crear espacios para poder apropiarlas con éxito. Estamos convencidos de que así podemos cerrar brechas y construir mejores empresas para el país.