La ANDI es el lugar en el cual se unen los empresarios colombianos, no solo para defender la función social que cumplimos, sino para ser parte de la construcción de país, de sociedad, de equidad; para luchar contra la pobreza, generar empleo y defender la democracia, las instituciones, la constitución, la libre empresa, el libre mercado y la propiedad privada. Todo esto con el convencimiento de que estos principios son los únicos que realmente podrán garantizar una sociedad que pueda enfrentar con libertad un mejor futuro para todos. La Asociación lleva 75 años trabajando por estos objetivos que son su razón de ser.
En cada uno de los momentos que se repasan a lo largo de este tiempo, son más que evidentes los cambios y el progreso que ha tenido Colombia y el papel que ha jugado la ANDI. Nos llena de orgullo haber aportado con nuestro trabajo y conocimiento en la construcción de nuestro país.
Hacer país es la labor que ha llevado a cabo la ANDI durante su historia, al lado del Gobierno Nacional, junto a otros gremios, con los trabajadores y con toda la sociedad. El 11 de septiembre de 1944, cuando un grupo de industriales antioqueños dio vida a este gremio, lo hizo bajo el principio de “difundir y mantener los principios políticos, económicos y sociales de un sano sistema de libre empresa basado en la dignidad de las personas, en la democracia política, la justicia social, en la propiedad privada y en la libertad”.
De manera paralela a la consolidación industrial que empieza a ser notoria después de la Segunda Guerra Mundial, la actividad manufacturera se convierte en eje de desarrollo en Colombia, con un rol preponderante en la generación de empleo a nivel urbano y la consecuente incidencia en el surgimiento de la clase media.
Desde luego, dentro de la labor y defensa de esa industria que empezaba a consolidarse y a tener una permanente interlocución con el Gobierno Nacional, la Asociación promovió y defendió medidas que contribuyeron a la consolidación de las empresas. De esta manera trabajó para que se desplegara un marco institucional que promoviera una estructura empresarial que creció de la mano de las grandes obras que empezaron a configurar un nuevo país.
Con esa finalidad, junto a otros gremios se promovieron estrategias como la sustitución de importaciones o las reformas arancelaria y financiera, de forma que se incentivaran sectores como la agricultura y el comercio, además de la industria.
El grueso de esta estructura se mantendría incluso hasta los años noventa, lapso durante el cual también hubo momentos de crítica, por ejemplo, sobre la manera de asumir la apertura económica. De esos tiempos saltamos a los años de la Asamblea Nacional Constituyente y de las reformas políticas y sociales que, en buena parte, dieron forma al país de nuestros días.
La ANDI también tuvo un rol activo en la época de la Constituyente participando con su liderazgo, conocimiento y realizando aportes en diversos temas, a través de documentos y estudios. Del mismo modo, con la mira en una nueva ruta sobre el desarrollo económico y la competitividad del sector empresarial presentamos entre 2015 y 2017 la Estrategia para una Nueva Industrialización. Son dos volúmenes en los que se proyecta la empresa del futuro a partir de la realidad que vivimos con una nueva economía y la Cuarta Revolución Industrial.
En esta estrategia, la ANDI planteó la política industrial como un debate nacional, en el que no solo se piensa en la participación del sector privado y el Gobierno, sino que también se involucra a los demás estamentos de la sociedad. Estas dos publicaciones hoy son base de iniciativas como los pactos de crecimiento y empleo, las iniciativas de reducción de trámites o los proyectos de construcción de competitividad.
Agenda social
Al tiempo que la ANDI ha participado activamente en la configuración de una agenda industrial y empresarial, el desarrollo social ha ido ocupando importantes espacios en su labor en estos 75 años.
La relación con el Gobierno y otros sectores, y la dinámica que iba dando el ambiente empresarial, involucraba a este gremio en otras causas como la educación industrial y la capacitación técnica de los empleados, hecho que conllevó el apoyo de las compañías y sus representantes en la creación del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en 1957.
El interés por la capacitación en diferentes niveles también llevó a la constitución de instituciones como la Corporación Educativa de la Industria, que posteriormente
se fusionaría con otras organizaciones hasta la conformación de la Universidad EAFIT. La ANDI también contribuyó a la creación de la Universidad de los Andes, el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) y el Instituto Colombiano de Estudios Superiores (ICESI).
En 1954 la Asamblea de la ANDI determina la conformación de unas cajas de compensación autónomas. A través de estas se desarrollaría un sistema de subsidio familiar orientado al bienestar de los trabajadores.
De esta época también surgen conceptos como el de responsabilidad social, bajo el cual la Asociación estableció la Cuota Social ANDI, que derivaría en fondos sociales en Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín. Por medio de estos fondos se apoyaron diversas iniciativas sociales que se han mantenido de forma permanente hasta nuestros días.
En 2019 llevamos cuatro años impulsando la Estrategia de Competitividad Inclusiva que busca reunir y coordinar programas de carácter privado hacia el camino de la inclusión. Hoy cerca de 200 empresas trabajan con poblaciones en situación de pobreza y pobreza extrema, víctimas del conflicto armado, personas con discapacidad, personas en ruta de reincorporación, minorías étnicas y fuerza pública retirada. De esta manera se crean no solo oportunidades para estas poblaciones, sino también mejoras en los indicadores del negocio.
Con esta estrategia, desde la ANDI acompañamos a las empresas a desarrollar proyectos en los cuales, a través de los negocios se involucran a las comunidades en dinámicas productivas. En este propósito son aliados la Embajada de Suecia, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ACDI-VOCA, y más de 250 organizaciones nacionales a nivel gubernamental y del tercer sector.
También creamos el sistema de voluntariado Vamos Colombia que ha unido a comunidades afectadas por el conflicto armado. Allí, 2.000 funcionarios del sector privado han aportado cerca de 60.000 horas de servicio voluntario que han beneficiado a más de 3.000 personas con proyectos productivos, ambientales y comunitarios.
En uno de nuestros recientes Congresos dijimos que tenemos una responsabilidad social que va más allá de nuestra función productiva. Esta se extiende a la población y el desarrollo social, con el bien común y con el bienestar de los ciudadanos, con el medio ambiente y su preservación, y con la sostenibilidad del planeta.
Haremos todo lo posible porque estos compromisos se reflejen en el actuar diario de nuestra comunidad empresarial. Las empresas y el trabajo de sus empleados son la fuente de todo valor para una sociedad, son el primer eslabón de una cadena que debe terminar en el bienestar con equidad para los ciudadanos.
Esta es la razón por la que hemos concentrado esfuerzos en la iniciativa “Todos somos empresa”, con el fin de seguir creando conciencia alrededor del valor y aporte de las empresas para toda la comunidad.
Hacer país es también comprometerse con las soluciones, es estar permanentemente abriendo caminos y nuevas posibilidades de progreso. Ese espíritu que guía al empresariado hace parte de la filosofía de la ANDI y permanecerá activo hacia el futuro.
Cada día lo iniciamos con el firme propósito de encontrar una nueva oportunidad para nuestras empresas, los empleados y el país. Seguiremos con este propósito aportando nuestro trabajo y compromiso con la sociedad.
Bruce Mac Master, Presidente de la ANDI