Por: Daniel Romero, Director Ejecutivo de la Cámara de Grandes Consumidores de Energía y Gas

Para muchas industrias, los insumos energéticos representan más del 10% de sus costos de producción. Por lo tanto, la competitividad de los mismos es una variable a la hora de decidir en qué regiones producir y cómo permanecer en un mercado. Es por lo anterior que, en 2001, se crea la Cámara de Grandes Consumidores de Energía y Gas de la ANDI, para ser el vocero de las preocupaciones y propuestas de los grandes consumidores de energía ante el Gobierno Nacional y ante los diferentes actores del mercado, con el objetivo de mejorar la competitividad de los insumos energéticos en términos de precio, calidad y seguridad del suministro.

Desde la fecha de la creación, el grupo de trabajo se ha concentrado en buscar que la energía no sea una fuente de recursos fiscal (logró la eliminación de la contribución del 20% en el insumo eléctrico y del 8% del sobrecargo en gas natural) y en brindar opciones para que la industria se autoabastezca de energía compitiendo con el sistema. También logró la posibilidad de vender excedentes de auto- y cogeneración, mejoró el manejo de los energéticos al interior de la industria y logró incentivos tributarios para más de 15 tipos de proyectos de eficiencia energética, entre otros.

Hoy agrupa a 36 industrias de diferentes sectores económicos, que representan el 40% de la demanda industrial de energía eléctrica y el 75% de la demanda industrial de gas natural. Gracias al trabajo conjunto de los miembros de la Cámara se han logrado avances en competitividad, que han mejorado las condiciones energéticas no solo de la industria sino del país en general.

Para el mediano y largo plazo estamos gestionando que el consumidor pueda vincularse activamente en el mercado energético, bajo esquemas de participación de la demanda, aportando en la construcción de una matriz energética resiliente y diversificada, que garantice la confiabilidad y la calidad en el suministro, con tarifas competitivas a nivel internacional, y que incentiven la eficiencia en el uso de la infraestructura de suministro, la sostenibilidad de la cadena energética y la implementación de proyectos de eficiencia energética.

Todo lo anterior, para que la variable energética ayude a contar con una industria con crecimiento sostenible para el bienestar de toda la población colombiana.