Camilo Montes, Director Ejecutivo de la Cámara de Alimentos de la ANDI
El reto de contribuir a que los hogares accedan a mejor información nutricional a la hora de comprar alimentos es uno de los principales intereses de salud pública a nivel global y Colombia no ha sido la excepción. De allí que en los últimos años haya surgido un intenso debate entre la academia, las entidades de la sociedad civil, el Gobierno, la comunidad médica y la industria de alimentos, que fue clave para que hoy contemos con el marco normativo más moderno de la región, con la aprobación y sanción de la Ley 2120 de Entornos Saludables y la Resolución 810 de Etiquetado de Alimentos.
Por supuesto, ofrecer mejor información nutricional es una forma de proteger el derecho de elección del consumidor y un avance significativo para que los colombianos tomen decisiones cada vez más conscientes e informadas. Por ende, para avanzar en mejores hábitos alimentarios, la industria cree en el valor del trabajo conjunto que permita mitigar los riesgos en salud en el país, sin alarmar, satanizar o estigmatizar ningún alimento, sino que espera entregar la mejor información para que el consumidor pueda seleccionar los productos comprendiendo mejor su contenido nutricional.
Desde la industria reconocemos que la mejor manera de abordar los desafíos en materia de salud pública es aportando desde diferentes frentes para lograr cambios significativos en los hábitos de vida saludable. En la industria de alimentos nos mueve la búsqueda de un mejor estado nutricional en el país, y por esto resaltamos las novedades frente a la Ley 2120, que van más allá del etiquetado de alimentos, y cuyo valor recae en los avances de las políticas con perspectivas nutricionales robustas y soportadas con evidencia:
La construcción de este nuevo marco normativo fue posible gracias al análisis de referencias externas como la Norma General del Codex Alimentarius para el Etiquetado de los Alimentos Preenvasados, los reglamentos FDA de la Ley Federal de Estados Unidos, los reglamentos de la Comisión de la Unión Europea y la revisión de experiencias regionales como Chile, Perú y México, que nos dieron una visión más amplia como industria para lograr un avance adaptado a la realidad colombiana. Somos el primer país de la región donde la industria de alimentos participa proactivamente en adoptar el etiquetado frontal, logrando un balance entre el objetivo en salud pública y el objetivo en desarrollo empresarial.
Finalmente, desde la industria recordamos que para aportar en términos de salud pública, lograr cambios significativos en los hábitos de consumo y promover las dietas variadas donde haya espacio para el consumo de todos los alimentos en porciones adecuadas, es necesario trabajar en línea con las nuevas normativas del país, que en este caso nos llevarán a la implementación de una política moderna pensada en el consumidor colombiano. Por supuesto, nuestra invitación de aquí al futuro es mantener el trabajo conjunto y la articulación de esfuerzos para orientar de la mejor manera las futuras prácticas de alimentación que promuevan escenarios de información transparente y basada en evidencia científica.