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abril 1 de 2022
Una baja huella de carbono: la nueva competitividad en Colombia, una oportunidad consciente

El mundo ha adquirido una nueva consciencia en temas que pasan a ser más claves que nunca y que configuran la moderna concepción de competitividad. Estamos hablando de derechos humanos, sostenibilidad ambiental, trabajo decente y eliminación del trabajo infantil, entre otros. No obstante, en este listado falta un tema crucial para mitigar el cambio climático. Sin duda, el nuevo diferenciador de competitividad mundial tiene que ser la reducción de la huella de carbono. 

 

La huella de carbono ya es una ventaja competitiva de Colombia. El país no arranca desde cero: tiene varias ventajas dado que viene desarrollando una estrategia orientada a reducirla; la ruta hacia una reconversión energética es una realidad y, desde ya, se han incorporado estrategias en temas de sostenibilidad en varios sectores. 

 

Lo hecho por Colombia durante los últimos tres años significa una revolución sin precedentes en términos de incorporar grandes capacidades de energías renovables no convencionales a la extraordinaria matriz de generación, con un porcentaje de hídrica que superaba el 60 % de las capacidades y que se había venido construyendo por años de inversiones estratégicas en ese frente. 

 

Un buen indicador de qué tan carbono neutro es la economía está dado por las emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB. Nuestro país emite menos que Chile, México, Argentina y Brasil, y que economías desarrolladas como Alemania, Reino Unido, España y Australia. Por cada punto del PIB Colombia emite menos de la mitad de CO2 que Estados Unidos o Europa, y cuatro veces menos que China. 

 

Este es el resultado de lo hecho por más de 50 años con esfuerzos irrepetibles. A finales de 2019 contábamos con la novena matriz de generación de energía más limpia del planeta y la estamos limpiando aún más, por lo que tenemos grandes oportunidades para producirla con fuentes renovables no convencionales. 

 

Dicho lo anterior, ante la reconfiguración internacional del comercio y la producción, se puede afirmar que si una empresa quiere ser más sostenible, debe operar con una baja huella de carbono, cumplir con las exigencias de los nuevos consumidores y tener una visión de talla mundial en la que sus determinantes sean los nuevos parámetros de competitividad, por lo que debe ubicarse en Colombia. 

 

No hay la menor duda de que el mundo y Colombia tienen unas metas claves en la descarbonización y se requiere del esfuerzo de todos los sectores para la reducción de emisiones, por lo que debemos trabajar en una transición justa y competitiva, llegar a cero deforestaciones en 2030 y a ser carbono neutral en 2050. 

 

Esto sumado a que en este nuevo mundo vamos a contar con consumidores y ciudadanos cada vez más exigentes; por lo tanto, el país tiene una oportunidad alrededor de la baja huella de carbono, ya que la descarbonización es un tema de urgencia del planeta. En esa medida, también es importante exigirles a las economías que han mostrado poca flexibilidad frente al cumplimiento de los compromisos que son necesarios para asegurar la sostenibilidad del planeta. 

 

Sin duda, los últimos dos años han sido coyunturales en la historia económica y social de la humanidad. Hoy debemos pasar la página, mirar al futuro y focalizarnos en reactivar la economía, no para volver a los niveles que traíamos, sino para realmente construir un nuevo futuro concentrado en llegarle a toda la población y convertir esta recuperación en una trayectoria de crecimiento sólido y sostenible. 

 

Venimos haciendo bien las cosas. Lo que ahora requerimos es fortalecer lo que estamos desarrollando, contárselo al mundo y convertir nuestra fortaleza en producir emitiendo menos; en el gran diferenciador que atraiga inversión y defina nuestra ruta de internacionalización. 

 

Colombia, además, tiene otras ventajas competitivas naturales. Estamos dentro de los 10 países que concentran el 46 % de la oferta de agua a nivel mundial y tenemos un gran potencial en términos de viento y radiación solar. Por ejemplo, en La Guajira contamos con vientos de más del doble del promedio mundial y sobrepasamos el promedio global de radiación de 4,5 kWh/m2 . 

 

Por nuestra ubicación geográfica, nos encontramos más cerca de los mercados relevantes a nivel mundial si se mide la distancia entre los puertos, lo que significa una menor emisión para el transporte de materias primas. 

 

No cabe duda de que venimos transformando la industria, contando con un sector empresarial que desarrolla estrategias orientadas hacia reducir la huella de carbono e incorporado acciones contundentes de sostenibilidad a partir de una utilización eficiente de los recursos, mayor adopción tecnológica y procesos productivos cada vez más limpios y ambientalmente responsables. 

 

El cambio climático es una amenaza y al mismo tiempo una oportunidad para la humanidad. Los países que deberían ganar la carrera de la competitividad son precisamente aquellos donde el cambio climático constituye uno de sus pilares.