El Acuerdo por la Biodiversidad y Desarrollo de la Sabana de Bogotá ha logrado comprometer las inversiones de un número importante de empresas alrededor de acciones en áreas estratégicas de recarga hídrica de la ciudad-región, con el objetivo de aportar a su competitividad.
Es definitivo, el mundo ha adquirido una nueva consciencia frente a la concepción de competitividad. Hoy, los ecosistemas más competitivos tienen su base en las mayores inversiones en transformación digital y tecnología, en sus altas capacidades de investigación e innovación, en la estabilidad jurídica y los incentivos tributarios, en la pertinencia educativa y en el fortalecimiento del emprendimiento, así como en la mitigación del cambio climático y la protección del capital natural.
En estos dos últimos escenarios, Colombia tiene unas enormes oportunidades y es por eso que desde la Seccional Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la ANDI, con el direccionamiento técnico y estratégico del Centro Nacional del Agua y la Biodiversidad (CNAB), le estamos apostando a generar soluciones e impactar positivamente el territorio a través de la implementación de políticas y acciones empresariales en la adecuada gestión de la naturaleza con una visión de desarrollo sostenible en nuestra región.
Con esa mirada interinstitucional y con la participación de nuestras empresas y algunas organizaciones de la sociedad civil, en 2019, la iniciativa Biodiversidad y Desarrollo en la Sabana de Bogotá estableció sus bases para articular actores público-privados y contribuir a la seguridad hídrica y a la conexión de ecosistemas estratégicos en la sabana de Bogotá y sus áreas conexas. Este año, de la mano del CNAB, hemos logrado consolidar un acuerdo integrando al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la CAR Cundinamarca, Parques Nacionales Naturales de Colombia, el Instituto Humboldt, el Ideam, la Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá y la Red de Reservas Naturales de la Sociedad Civil Tasqua. El Acuerdo por la Biodiversidad y Desarrollo de la Sabana de Bogotá está orientando acciones prioritarias ambientales, sociales y empresariales del territorio, tales como:
• Apoyo a medidas de manejo de zonas de re-carga hídrica.
• Apoyo a planes de manejo de las áreas protegidas nacionales, regionales y locales.
• Estrategias de restauración de ecosistemas estratégicos.
• Ordenamiento de la región considerando la biodiversidad.
Con orgullo, podemos decir que esta alianza se está consolidando como una plataforma empresarial y una gran apuesta por la seguridad hídrica y la protección del capital natural de nuestro territorio y como una forma de contribuir a la sostenibilidad de nuestras cadenas productivas. Los resultados son visibles:
• Se ha contribuido al saneamiento y la restauración de áreas del Parque Nacional Natural Chingaza, que abastece de agua potable a cerca de 10 millones de personas de la sabana de Bogotá.
• Se están implementado acciones para la conservación de especies claves como el tigrillo lanudo.
• Se diseñó un plan de acción para el control de especies invasoras.
• Se están apadrinando ecosistemas de humedal como el gualí, que es el más grande de Cundinamarca.
• El acuerdo ha contribuido a importantes resultados con la publicación de datos abiertos de biodiversidad desde el sector empresarial, junto con el SIB Colombia.
• De forma conjunta con 22 empresas de nuestra seccional, se han sembrado más de 1.600 árboles nativos en el corredor de páramos de Chingaza, Sumapaz, Guerrero y Guacheneque, aunado a tres grandes jornadas de voluntariado corporativo.
Desde la Seccional Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la ANDI estamos convencidos de que el acuerdo es una gran oportunidad para que la gestión socioambiental y el ordenamiento territorial sean cada vez más un esfuerzo colectivo y corresponsable. Seguiremos invitando a nuestros empresarios para que se sumen a esta alianza y sigan invirtiendo en la conectividad de los ecosistemas, en la gestión de las áreas protegidas y en la protección de la biodiversidad urbana y rural. Cuando se invierte en biodiversidad, se invierte en una ciudad-región más resiliente al clima, en mejor calidad del aire, en mayores oportunidades de captura de carbono y, por tanto, en una mayor competitividad y bienestar de los ciudadanos.