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marzo 11 de 2025
El sector arrocero enfrenta retos estructurales ante una oferta sin precedentes

El sector arrocero colombiano enfrenta actualmente una situación de sobreoferta, resultado de tres años consecutivos de incrementos en el área sembrada. En 2024, las siembras alcanzaron un récord histórico de 631,000 hectáreas, resultando en la mayor cosecha registrada en el país y una acumulación de inventarios que, para diciembre de 2024, superaron en un 30% a los del 2023.

El motor de este crecimiento ha sido el departamento de Casanare, cuya área sembrada ha aumentado en un 27% en los últimos dos años. Este incremento ha sido suficiente para abastecer buena parte del consumo del primer semestre del año, que tradicionalmente dependía de la producción del Tolima y el Huila.

Desde 2021, el Consejo Nacional del Arroz, conformado por todos los actores de la cadena productiva, ha recomendado infructuosamente a los agricultores autorregular las siembras para evitar la sobreoferta actual. La imposibilidad de exportar el arroz colombiano debido a su falta de competitividad agrava la situación, al no poder aliviar la presión de la mayor oferta en el mercado nacional.

Es importante destacar que el arroz comprado a los agricultores representa el 86% del costo de producción del arroz blanco. Por lo tanto, cualquier aumento en su precio impacta directamente en el consumidor y en la inflación. En 2024 y lo que va del 2025, el arroz blanco ha contribuido a la reducción de la inflación en el país.

Este fenómeno no es exclusivo de Colombia, a nivel global el índice de precios del arroz de la FAO experimentó una caída del 28% entre febrero de 2024 y febrero de 2025, evidenciando una disminución generalizada de los precios internacionales.

En paralelo, el sector se enfrenta a un desafío clave: la desgravación arancelaria con Estados Unidos, que terminará en 2030 en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC).  De no implementarse los ajustes estructurales al sector, esta medida expondrá a la cadena a importaciones más competitivas. Aunque en 2024 las importaciones representaron solo el 7% de la oferta de arroz en el país, con el avance del TLC, Colombia se podría ver más expuesta a las importaciones estadounidenses.

Los estudios recientes sobre el sector han advertido sobre la urgencia de implementar reformas estructurales para hacer frente a este nuevo panorama. Para ello, es crucial establecer una agenda de competitividad, aprovechando los recursos provenientes de las subastas de importación del TLC. Hasta la fecha, estas subastas han generado ingresos por USD192.8 millones de dólares, distribuidos en partes iguales entre el sector arrocero estadounidense y Fedearroz.

En este contexto, la Cámara Induarroz de la ANDI, como miembro del Consejo Nacional del Arroz, reafirma su compromiso con el desarrollo del sector, por lo que ha impulsado una agenda sectorial de competitividad para abordar estos desafíos. La cámara apoya de manera decidida las estrategias del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, centradas en la semilla certificada, la inocuidad, la financiación, el ordenamiento de las siembras y la infraestructura, con el fin de buscar soluciones estructurales que fortalezcan la cadena productiva del arroz en Colombia.