Los empresarios colombianos han jugado un rol protagónico en la historia económica del país y, a través de nuestra agremiación, se han fortalecido como colectivo, defendiendo consensos que siempre buscan construir más país.
ADRIANA VARGAS SALDARRIAGA, Directora de Industria de la ANDI.
GUSTAVO CELIS JIMÉNEZ, Asistente de la Dirección de Industria de la ANDI.
En medio de un mundo que se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial, Colombia experimentaba cambios profundos, con una economía en proceso de modernización y una imperante necesidad de industrialización y urbanización. Fue entonces cuando, en septiembre de 1944, un grupo de empresarios visionarios de Medellín y Bogotá se reunieron con un objetivo claro: impulsar el desarrollo industrial de Colombia y representar los intereses del sector empresarial frente al gobierno y la sociedad en general, fundando la Asociación Nacional de Industriales de Colombia –hoy Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI)–, un gremio que ha respondido durante 80 años a las necesidades de cohesionar y fortalecer el papel de los empresarios en el desarrollo económico del país.
El sol en medio de la tormenta
Pese a los fuertes síntomas de inestabilidad social y política de la época, la economía colombiana se encontraba en auge. En 1947 las empresas industriales crecían a una tasa promedio anual de entre el 4 % y el 5 %, y generaban dividendos a sus accionistas respondiendo a las expectativas de los inversionistas. En ese mismo contexto, el país gozaba de las mieles de los ingresos provenientes de las exportaciones de café. Con el posicionamiento de la Asociación como estandarte de los empresarios, la productividad industrial a precios corrientes creció un 648 % entre 1945 y 1953, mientras que la remuneración al trabajo aumentó 198 %, lo que llevó el empleo a un crecimiento de 47,1 %, pasando de 135.400 personas ocupadas en 1945 a 199.116 en 1953. El compromiso del gremio llevó a que la industria representara en 1953 cerca del 16 % del PIB, frente a un 12,5 % en el año 1945. La ANDI, entonces, se consolidaba como el mejor amigo del empresariado, su brazo de acero hacia el desarrollo y el trampolín hacia la prosperidad.
La Asociación, por supuesto, se afianzó como un actor fundamental que propulsó la creación de plantas industriales y el fortalecimiento de las ya existentes. Fue así como, por ejemplo, en 1948 se fundaría Acerías Paz del Río, la siderúrgica más grande del país. También se dieron los primeros pasos para la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), gracias al Decreto Ley 165 de 1948, promovido por el presidente Mariano Ospina Pérez. Además, es importante reconocer el papel del gremio en el fortalecimiento del sector energético, en donde los empresarios “se pusieron la 10” para impulsar el proyecto de la Central Hidroeléctrica Río Grande.
La industria cabalgando en el Frente Nacional
La democracia se mostraba de nuevo en el horizonte y tanto el país como la ANDI cabalgaban hacia ella realizando esfuerzos desde diversos frentes. Durante la época del Frente Nacional, Colombia tuvo cuatro presidentes, mientras que a la ANDI la presidieron cinco. Todos estos líderes democráticos se pusieron al frente del cañón para lograr que el empresariado colombiano permaneciera firme y con el menor número de bajas posibles. Así las cosas, tras recomendaciones de la Cepal, Colombia instauraba un régimen proteccionista que buscaba sustituir importaciones y mantener a la industria nacional como principal protagonista de la economía.
Este periodo fue testigo de la diversificación económica y la industrialización, donde la economía se esforzaba por cumplir y crecer a una tasa promedio anual del 6 %, y los empleos migraban del sector rural hacia las industrias gracias al fortalecimiento de la educación. La ANDI fue un actor fundamental en la consolidación de instituciones como la Escuela de Administración y Finanzas (EAFIT), la Universidad de los Andes, la Universidad Tecnológica de Pereira y el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA).
Para ese momento, la industria continuaba su crecimiento anual promedio del 5 % y aumentaba su representación en el PIB alcanzando un 20 %, frente a un 10 % registrado al finalizar la década de los cincuenta. Gracias a los esfuerzos de la ANDI como bastón de los empresarios, aumentaba cada vez más el número de afiliados, pasando de 44 empresarios que dieron pulso al gremio en 1944, a 530 en 1970.
El estancamiento de la economía al inicio de la década de los ochenta traería consigo una reducción en la tasa de crecimiento anual en el empleo de 1,9 % para el periodo comprendido entre 1979 y 1987, en donde todos los sectores de la economía presentaban desaceleración y una caída nominal de los salarios. No obstante, la ANDI continuaba generando propuestas de desarrollo para el empresariado y la economía nacional. En 1984 se crearon 762 plantas industriales nuevas y, sin embargo, la industria cayó al representar el 21 % del PIB frente al 24,5 % en 1975, esto explicado, entre otras razones, por el interés de los gobiernos de turno de implementar en Colombia la apertura económica.
La apertura y un camino pedregoso hasta hoy
Con la unión de Colombia al GATT en 1981, la implementación del Plan de Apertura Económica en 1990, la promulgación de la Constitución de 1991 y la firma del Tratado de Libre Comercio G3 (Colombia, Venezuela y México), entre otros sucesos históricos, Colombia se abría paso a un mundo desconocido, pero en el cual tenía mucho que ofrecer, pues contaba con un músculo empresarial fortalecido gracias a los casi 50 años de trabajo de nuestros afiliados.
Con la apertura, el sector industrial cedía en su PIB, participando entre el 15 % y el 18 %. Entre 1974 y 1989 el PIB total crecía a una tasa promedio anual de 4,1 % y la industria le seguía los pasos creciendo a 3,4 %, mientras que con la llegada de la apertura, en el periodo comprendido entre 1990 y 2001, el PIB crecía a una tasa promedio de 2,8 % mientras que la industria se alejaba creciendo a una tasa promedio de 0,8 %. Lo anterior representaba un reto de grandes dimensiones para el empresariado colombiano y, por supuesto, para la ANDI, que continuaba esforzándose por el fortalecimiento industrial ante un panorama de crisis, con la caída del PIB en 4,2 % en 2000 y un desempleo del 20 %. Con el inicio de una nueva década, en 2002, el gremio apoyó la consolidación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que fue un actor fundamental en las negociaciones de la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Al inicio de la década de 2010, Colombia transitaba un camino lleno de obstáculos, en donde la ANDI jugaba un papel cada vez más importante no solo para los empresarios, sino para la sociedad y el Gobierno. Aún con el sendero pedregoso y lleno de dificultades, la Asociación siempre ha mantenido los ideales que han llevado al progreso empresarial y al aporte de una construcción de más país.
Incluso, después de la pandemia ocasionada por el COVID-19, los empresarios del país, con compromiso y responsabilidad, hicieron un frente común a uno de los sucesos históricos más devastadores para el mundo, y no solo aportaron con la compra de millones de vacunas para sus empleados y familiares, sino que en paralelo continuaron haciendo esfuerzos para afrontar la coyuntura. En 2021 el crecimiento de la industria fue de 25 % frente al año anterior, y en 2022 el sector creció 24 % frente el año inmediatamente anterior. Actualmente, la industria representa cerca del 12 % del PIB industrial, con una tasa de crecimiento promedio anual de 8 % desde 2000 hasta la fecha. Y aunque año a año se hacen más visibles los esfuerzos para impulsar el desarrollo industrial, estas tasas de crecimiento no son suficientes para sacar de la pobreza a los millones de colombianos que están en esta franja y convertirnos en un país desarrollado. Para ello, el sector industrial colombiano necesita hoy más que nunca una política industrial, liderada por el Presidente de la República, y que permanezca en el tiempo.
La ANDI ha sido por 80 años el fiel compañero del empresario, su vocero ante el gobierno y la líder de los industriales que propenden, día a día, el desarrollo económico y social de Colombia. Durante ocho décadas el gremio, que nació de una reunión de empresarios entusiastas y preocupados por su país, sigue dando pasos, a veces gigantes, a veces más pequeños. Pero lo que sí es un hecho es que jamás ha dado un paso hacia atrás o a los costados; por el contrario, siempre ha acompañado los hechos históricos de Colombia y a su motor de crecimiento económico y social: la industria nacional.