Cumplir medio siglo en el mercado y mantenerse vigente en una dinámica de negocios variable es un logro que pocas compañías alcanzan. Para Terpel, el secreto radica en pensar en las personas.
Un día de 1968 los bumangueses vieron llegar el sol a las carreteras de su tierra. Años después, ese mismo sol iluminaría la vida de los colombianos en sus recorridos diarios, desde La Guajira hasta el Amazonas, y desde el Chocó hasta el extremo de los Llanos Orientales.
Terpel es una compañía que ha construido un lugar en la vida y el corazón de las personas que visitan sus estaciones cada día. Después de haber iniciado sus operaciones hace medio siglo, con un capital de $5 millones y 20 estaciones de servicio afiliadas, es hoy una de las empresas más grandes del país. Genera cerca de 8.000 empleos, tiene 31 plantas de abastecimiento, más de 2.200 estaciones de servicio en Latinoamérica y ha sido incluida en el listado de las empresas más sostenibles del mundo.
Su propósito inicial fue responder a las necesidades de abastecimiento de Santander. Posteriormente, ese objetivo se replicó en las seis principales regiones del país y fue así como costeños, cachacos, paisas, huilenses, manizaleños y vallunos se unieron para consolidar el sueño de ser la marca líder en la distribución de combustibles en todo el territorio nacional. Para esa época, este era un negocio dominado por petroleras multinacionales; hoy Terpel es el principal jugador del mercado nacional en el segmento, con un perfil de empresa multilatina.
Un modelo de negocio centrado en las personas
Cumplir medio siglo en el mercado y mantenerse vigente en una dinámica de negocios variable es un logro que pocas compañías alcanzan. Para Terpel, el secreto radica en pensar en las personas.
En los últimos siete años se ha consolidado como una empresa que es sinónimo de innovación, crecimiento y diferenciación. Bajo el lema “atendemos personas, no vehículos”, se han quebrado paradigmas para transformar la categoría de commodities y convertir la visita a una estación de servicio en una experiencia memorable.
“Nuestra propuesta de valor se enfoca en ser la mejor opción en infraestructura, servicio y precio para nuestros consumidores en todas las líneas de negocio. Por eso ofrecemos estaciones con una infraestructura moderna, amigable y de confianza, con iluminación led que genera un ambiente cómodo y confiable; baños limpios y abiertos para todos; tiendas donde los colombianos pueden encontrar comida de acuerdo con los gustos de la región; lavaderos con música, quioscos dentro de las islas, lubricentros renovados e islas únicas especialmente diseñadas para motociclistas. Más que 50 años de trayectoria, la compañía ha vivido 50 años de evolución permanente”, comenta Sylvia Escovar, Presidente de Terpel.
Como aliado del país, Terpel le apuesta a una Colombia, ética, productiva, incluyente y en paz. A través de la Fundación Terpel, la compañía aporta al mejoramiento de la calidad educativa. “Tenemos la convicción de que la educación es un medio para cerrar las brechas sociales y económicas y, desde luego, para construir una sociedad en paz, basada en principios de convivencia, solidaridad, justicia y equidad”, afirma Escovar.
Bajo este panorama y en el marco de su aniversario número 50, Terpel decidió celebrar con un regalo para cada una de las regiones en donde opera. A través de siete voluntariados, que unieron a empleados, proveedores, afiliados y comunidades, se renovó la infraestructura de siete instituciones educativas, beneficiando a más de 7.000 estudiantes.
De cara al mañana, Terpel continuará con la consolidación de su estrategia para sorprender a los consumidores colombianos, generando afecto y recordación en cada contacto con la marca; seguirá generan-do disrupciones para adaptarse a los cambios de una industria en permanente transformación. “Continua-remos movilizando al país, con la tecnología y el combustible que marquen la tendencia para distinguirnos y entregar siempre un valor agregado a nuestros clientes y consumidores”, puntualizó Escovar.
Los hitos de Terpel