En retrospectiva, la industria también tuvo un mejor comportamiento frente a la situación presentada en 2017.
El año anterior puede calificarse como un año de recuperación económica, en el que llegamos a un crecimiento del 2,7%, con un desempeño positivo en la mayoría de las actividades económicas y con un aumento superior al doble del indicador promedio de la región.
De las 12 grandes ramas analizadas por el DANE, seis de ellas registraron tasas superiores al promedio de la economía: actividades científicas y profesionales (5,0%), administración pública, educación y salud (4,1%), información y comunicaciones (3,1%), actividades financieras y de seguros (3,1%), comercio, hoteles y restaurantes (3,1%) y el sector de electricidad y agua (2,7%).
La industria manufacturera (2,0%), la agricultura (2,0%), las actividades inmobiliarias (2,0%), las actividades de entretenimiento (1,4%) y la construcción (0,3%) presentaron crecimientos positivos, pero por debajo del promedio.
Fue un año donde confluyeron factores positivos y negativos. Entre los aspectos que impactaron favorablemente el crecimiento están la buena posición que ha venido adquiriendo el país en la región e internacionalmente; la solidez de la economía colombiana; un entorno macroeconómico donde la inflación e intereses se ajustan a los parámetros internacionales y el grado de inversión que nos otorgan las calificadoras de riesgo.
De otro lado, pesaron desfavorablemente el ambiente de incertidumbre económica y política tanto en lo interno como en los mercados internacionales. A lo anterior se suman los bajos crecimientos de las economías emergentes y la desaceleración mundial, que se reflejó en mercados internacionales deprimidos. En lo interno, el país sigue mostrando vulnerabilidades en lo fiscal y aún queda una tarea importante debido a las grandes limitantes que el país tiene en competitividad.
También vale la pena mencionar la evolución de las expectativas a lo largo del año. El primer semestre estuvo marcado por un fuerte deterioro de las expectativas tanto desde la perspectiva del consumidor como del empresariado. Una vez se despejó la incertidumbre electoral, el clima de negocios y la confianza del consumidor mejoró significativamente. La evolución posterior de estos indicadores de expectativas ha sido sumamente volátil.
En el caso de la inversión, si bien en los últimos trimestres se logran tasas positivas, el crecimiento para los primeros nueve meses del año apenas llegó al 0,9%, muy lejos de las tasas de dos dígitos que el país logró hace unos años. Cabe recordar que la inversión fue durante muchos años un motor de crecimiento de la economía colombiana. Esta trayectoria favorable se suspendió en 2016 y a principios de 2018.
Para lograr unas condiciones que favorezcan el crecimiento futuro de la economía colombiana, es importante que la tendencia observada en los últimos dos trimestres se consolide y la inversión vuelva a ser un gran dinamizador de la economía.
La industria manufacturera: en tendencia favorable
Durante 2018, la industria manufacturera tuvo un desempeño favorable, con signos claros de recuperación frente al complejo panorama que se vivió en 2017 en este sector. La producción y las ventas manufactureras se mantuvieron en terreno positivo, con crecimientos de 2,5% en producción, 2,2% en ventas y 2,0% en ventas hacia el mercado interno.
En los demás indicadores de la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta se presentó una recuperación de la capacidad instalada frente a los últimos años, un nivel de pedidos estable, una situación favorable de la industria y las mejores expectativas muestran cifras alentadoras con respecto al último trimestre de 2017.
Con respecto al indicador de utilización de la capacidad instalada, el comportamiento promedio en 2018 refleja una mejora significativa frente al año anterior, ubicándose en 79,8%, mientras que hace un año la cifra fue 76,2%. El valor observado para este año se ubica por encima del promedio histórico (76,2%).
En promedio, en 2018, el 87,6% de la producción reportada calificó sus pedidos como altos o normales, dato superior al registrado en 2017 (79,6%). En el caso de los inventarios, estos fueron calificados como altos por el 17,5% de la producción manufacturera. Este último indicador reflejó una menor acumulación de existencias frente al indicador de 2017, cuando el 21,4% calificó como alto el nivel de inventarios.
La situación favorable de la industria manufacturera también se refleja en la percepción de los empresarios sobre el clima de negocios. En promedio, en 2018, el 60% de los encuestados consideró la situación actual de su empresa como buena, nivel superior al 55% observado en el año 2017.
Saldo en rojo en competitividad
En materia de competitividad, el país tuvo un desempeño desfavorable, con tímidos avances y en algunos casos desmejoras importantes.
Este contexto se evidencia en los retrocesos del país en las posiciones de los distintos rankings, los cuales miden la competitividad relativa de los países. Estos reportes permiten evaluar el progreso del país, el desempeño reciente y el balance de la década de la competitividad colombiana.
Si se analizan los indicadores de competitividad a partir de 2000, Colombia ha retrocedido 13 posiciones según el International Institute for Management Development (IMD), situándose en el puesto 58 entre 63 países en 2018. En la medición del Doing Business, se presenta un retroceso importante si se mira el desempeño de 10 años atrás.
En el indicador general de Doing Business, Colombia ocupa la posición 65 entre 190 países, mientras que, en 2010, el puesto ocupado era el 37, presentando una desmejora de 28 posiciones. Es evidente entonces que en el país sigue pendiente una ambiciosa tarea en materia de competitividad y se requiere con urgencia de un cambio de estrategia que detenga el retraso en este frente.