El patrón de crecimiento de una economía basada en un modelo lineal es cada vez más insostenible, mientras que el cambio de paradigma hacia una economía circular del agua trae nuevas oportunidades de crecimiento, empleo e innovación.
Según el Banco Mundial, en las próximas tres décadas, el aumento en la presión sobre el recurso hídrico será inminente, con un sistema alimentario que necesitará entre un 40 % y un 50 % más de agua, seguido de la demanda de los municipios e industrias, que estará entre un 50 % y un 70 %.
Particularmente para Colombia, si bien existe una gran riqueza hídrica, su distribución no es homogénea, presentándose un desarrollo industrial y urbano (56 % de la población) en zonas con alto estrés hídrico. Según el último Estudio Nacional de Agua (ENA) del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la demanda hídrica en Colombia es de 37.308 millones de m3 /año y se concentra en los sectores agrícola (43,1 %), de energía (24,3 %) y pecuario (8,2 %).
Dicho panorama hace que el uso eficiente de este recurso sea un tema central para el gobierno, las empresas y los ciudadanos. Particularmente para las empresas, este escenario ha significado emprender un cambio de paradigma y transformación, de una economía lineal a una economía circular del agua, que reconoce las aguas residuales como un recurso y una oportunidad de crecimiento, empleo e innovación.
Al respecto, el gobierno colombiano ha trazado instrumentos de política y normas para el impulso de esta nueva visión de sostenibilidad, dentro de los que se destaca la Estrategia Nacional de Economía Circular de 2019, el Conpes 4004 de Economía Circular en la Gestión de los Servicios de Agua Potable y Manejo de Aguas Residuales de 2020, la Ley 2169 de 2021 de Acción Climática y la Resolución 1256 de 2021 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Específicamente esta última resolución, que reglamenta el uso de las aguas residuales y que fue ampliamente discutida por empresas y la ANDI, define el marco de implementación considerando:
• Conceptos de reúso y recirculación, aclarando como reúso al uso de aguas residuales para una aplicación distinta a la actividad que la generó. • Reglas de juego en torno al reúso industrial y agrícola, incluyendo para este último criterios de calidad. Un tema notable para regiones con déficit hídrico y sectores como la agricultura, que utilizan cerca de 16.000 millones de metros cúbicos por año.
• Necesidad empresarial de avanzar en un análisis de balance hídrico, importante para identificar riesgos, medidas preventivas y de gestión. • Oportunidad de innovación, productividad 4.0 y eficiencia energética, que debe promoverse a través de beneficios tributarios (Decreto 2205 de 2017).
El gran desafío es la implementación, el escalamiento y el monitoreo de estas medidas; espacio en el cual el Centro Nacional del Agua y la Biodiversidad (CNAB) de la ANDI busca contribuir como plataforma, dinamizando buenas prácticas, gestionando proyectos y generando soluciones que impacten positiva y colectivamente a empresas, cadenas de valor y territorios. Esto, con avances en:
a. El fortalecimiento de capacidades en prácticas y creación de entornos de innovación.
• Con financiamiento de la Cooperación de Industrias Danesas se implementará entre 2022 y 2023 un programa de formación en gestión corporativa del agua, impartido por la Universidad Antonio Nariño para empresas del Valle del Cauca y Antioquia. En este espacio se identificarán escenarios futuros de acompañamiento, réplica y cooperación.
• El CNAB avanza con las universidades del Norte, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Nariño y EAN, entre otras, en la creación de laboratorios de innovación frente a desafíos del agua. Al tiempo, viene formulando con el IDEAM un portafolio de servicios hidroclimáticos para las empresas.
b. La gestión de proyectos y alianzas para generar soluciones y nuevos modelos de negocio.
• La ANDI —como coordinador del grupo de Huella de Agua en el Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico— adelanta junto a los capítulos de México, Chile y Perú, y la Cooperación Suiza Cosude una nueva etapa del programa “El agua nos une” para la gestión corporativa del agua y la promoción de una comunidad de práctica en América Latina entre 2022 y 2025. En este escenario se buscará el escalamiento de la medición de la huella de agua (ISO 14046), acciones de protección de ecosistemas y análisis de políticas alrededor de la economía circular del agua.
Finalmente, como CNAB, seguiremos consolidándonos como un actor relevante para medir, informar y visibilizar los avances y las contribuciones del sector empresarial en la gestión corporativa del agua, desde una visión integradora de eficiencia, competitividad y gestión del recurso hídrico para todos.