Un estudio presentado en el 5° Congreso Agroindustrial de la ANDI identifica los efectos negativos que se generarían al restringir el uso de plaguicidas en cultivos estratégicos para el país.
Bogotá, 25 de noviembre de 2024. Un estudio presentado en el 5° Congreso Agroindustrial que la ANDI celebró hace pocos días en Medellín, reveló los desafíos que enfrentaría Colombia ante un eventual escenario de restricción del uso de tecnologías de síntesis química para la protección de cultivos estratégicos en el país.
Como punto de partida, el estudio —encargado por la cámara Procultivos de la ANDI a la firma Global Mind y presentado por el consultor mexicano Juan Manuel Gordillo— definió 16 cultivos estratégicos para Colombia, teniendo en cuenta su papel fundamental en la seguridad alimentaria del país, así como su relevancia en la economía nacional y el comercio internacional. “Los cultivos estratégicos se pueden identificar como un conjunto de suministros primarios para alcanzar la seguridad alimentaria en el largo plazo”, señala el estudio.
En ese sentido, los 16 cultivos estratégicos identificados por el estudio para Colombia son: aguacate, arroz, azúcar, café, cebolla, cítricos, fríjol, frutales, maíz, papa, piña, banano, soya, tomates, flores y palma.
A partir de esta identificación, el estudio hace un análisis detallado sobre los posibles efectos en los niveles de producción de cada cultivo ante eventuales escenarios de restricción del uso de productos de síntesis química para su protección por al ataque de plagas, enfermedades y malezas.
“El arroz, con un promedio de pérdida de producción del 46%, es afectado principalmente por arvenses o malezas (51%), hongos (39%) e insectos (35%). La papa, con un 44% de pérdida, sufre de manera aguda por hongos, que causan un 85% de daño, mientras que las arvenses o malezas y los insectos representan un 26% y 49% respectivamente. En el caso del banano, que muestra una pérdida del 52%, las arvenses o malezas (53%), los insectos (54%) y los hongos (40%) son los principales responsables”, explica el estudio realizado por Global Mind.
Por supuesto, esa reducción en la oferta trae consigo un aumento generalizado en los precios, tanto para el productor como para los consumidores finales. “A lo largo de los años, los precios de varios productos agrícolas han mostrado incrementos significativos, especialmente en los períodos en que la producción se ha reducido. Esta tendencia subraya la sensibilidad del mercado agrícola colombiano a las fluctuaciones en la oferta, destacando la importancia de estrategias de manejo eficiente de la producción para estabilizar los precios y asegurar la sostenibilidad económica del sector agrícola”, afirma el estudio.
A partir de la vulnerabilidad de cada cultivo —ante plagas, enfermedades y malezas— y teniendo en cuenta su coeficiente de elasticidad, el estudio mide el impacto en los precios ante un eventual escenario de restricción del uso de tecnologías para la protección de los cultivos. “En este aspecto, el café muestra el mayor efecto precio (575%), seguido de la cebolla cabezona (403%) y el frijol (298%), lo que indica que reducciones en la oferta de estos cultivos tienen un gran impacto en los precios”, explica el estudio.
De igual manera, el estudio analiza los posibles efectos en el precio al consumidor —y a la canasta familiar en general— de cada cultivo. “El escenario alternativo que muestra un aumento general del 52% en el gasto total en alimentos, indica una considerable inflación alimentaria que podría surgir de aumentos simultáneos en los precios de los cultivos estratégicos y una condición de fragilidad de la seguridad alimentaria en Colombia. Las familias, particularmente las de menores ingresos, podrían enfrentar desafíos significativos para mantener una dieta adecuada y balanceada en un contexto de precios en alza”, explica el estudio presentado por Juan Manuel Gordillo.
Esta eventual reducción en las productividades de los cultivos tendría, además, un efecto negativo en el empleo rural en Colombia. “El café es el cultivo más afectado, con la mayor generación de empleo y una alta vulnerabilidad del 58%, lo que podría llevar a la pérdida de hasta 185.795 empleos. Otros cultivos como el mango, la palma africana, el arroz y las flores también enfrentan riesgos significativos, con pérdidas potenciales que varían según su vulnerabilidad y la cantidad de empleo que generan”, concluye el estudio.
Además, el estudio resalta los efectos nocivos a las exportaciones agrícolas. “Restringir el uso de plaguicidas a nivel local, cuyos residuos están permitidos en los principales mercados de exportación, puede tener repercusiones significativas. Una de las más destacadas es que la presencia de residuos de plaguicidas no autorizados podría impedir la comercialización de los cultivos, especialmente en Estados Unidos, donde las regulaciones son más estrictas”, indica.
Ante este panorama, el estudio de Global Mind plantea un escenario deseable para el período 2024- 2026: “Fortaleza alimentaria y protección integral”. Este enfoque prioriza la sostenibilidad económica y ambiental, incorporando bioinsumos y tecnologías de manejo integrado para equilibrar la protección de cultivos con la resiliencia climática.
En el siguiente enlace podrán descargar el estudio para conocer sus detalles: https://bit.ly/3Z6CKoL
También pueden acceder a esta entrevista en video de Juan Manuel Gordillo con María Helena Latorre, directora de la cámara de Procultivos, para saber más sobre el estudio: https://bit.ly/3CLJwYd